1. Pensar adelgaza
Siempre me ha gustado andar.
Hace muchos años, recuerdo que tuve que recoger mi orla de graduación en un estudio fotográfico del centro de Sevilla.
Aquel fin de semana, mis padres habían venido a visitarme y les dije: “Vamos andando y damos un paseo”.
El paseo duró hora y media larga.
Al llegar, mis padres, cuando recuperaron el aliento, me dijeron que no se volvían a dar un “paseo” conmigo.
El caso es que para mí, pasear no es solo una forma de llegar de un sitio a otro, o de hacer ejercicio.
Es una parte de mi proceso creativo.
Decía Isra Bravo en una entrevista, que él no sabía si trabajaba tres horas o trabajaba todo el día.
A mí me pasa igual, porque todo el rato que estoy gastando suelas, estoy dándole vueltas a lo siguiente que voy a hacer, a cómo voy a resolver tal o cual problema.
Me relaja y a la vez me saca de mi entorno de trabajo habitual, lo que siempre es positivo.
De hecho, como vivo en Múnich, y el tiempo no es siempre como a mí me gustaría (de hecho, es una mierda), a menudo tengo que ponerme a andar dentro de mi casa, por lo que con frecuencia, mis pantuflas sustituyen a las zapatillas de deporte.
No hay excusa para no probar.
Y encima sirve para mantenerse en forma.
2. Swipe file
Decía Picasso aquello de que “la inspiración, cuando venga, que me pille trabajando”.
Estupendo Picasso, pero hay veces que a la inspiración se le olvida tu dirección.
Es necesario tener recursos que nos permitan sacar el trabajo adelante, cuando el estrés, la derrota de tu equipo, o lo que sea, no te permiten concentrarte y terminar tu faena.
Para ello es una buena idea crear un swipe file, que es lo que toda la vida se ha llamado el tener una carpeta donde guardas trabajos que te han ido gustando, para tenerlos como referencia.
Vale, ya sé que swipe file es más corto.
A principios de esta semana, Arturo García, más conocido como Cerdo Estratega, mandó un correo a su lista para dar visibilidad a mi paisana Susana Luque, que se dedica al copywriting. Ella, lista como es, ha puesto a la venta su swipe file, y yo, persuadido por Arturo, lo compré.
Y ya lo he usado en la práctica.
Esta semana estoy haciendo una campaña de anuncios para Facebook que tiene que salir rápido. Ese material, que además está muy bien ordenado por temas, me ha sido de gran ayuda para dar con la tecla en los textos.
Funciona.
Yo por mi parte, voy a empezar a crear el mío propio, con las cosas que a mí más me llaman la atención.
Lo único en este sentido que había hecho hasta ahora, es no borrar nunca los correos de los copys o la gente en cuya lista estoy, para luego poder disponer de ellos y estudiarlos si yo hago algo parecido.
Os animo a crear vuestro swipe file y a usarlo cuando sea necesario. Y en el mejor de los casos, podéis hacer como Susana Luque y convertirlo en un producto.
3. Os enseño mi chistera
Antes hemos hablado de inspiración.
En este punto quiero compartiros de donde saco yo los aprendizajes que os arrojo a la cara todos los domingos.
En general, me gusta tirar de lo que voy aprendiendo cada semana. Hay varios motivos:
Creo que el contenido es más fresco
Escribir sobre ello me obliga a interiorizar lo que he aprendido
Me parece una forma bonita de tener una especie de diario de lo que voy haciendo, ahora que acabo de empezar mi negocio
Hablar sobre mi forma de trabajar puede atraer a un potencial cliente
Por último, pero no menos importante, me ahorra tiempo buscando documentación
Por eso, cuando estoy trabajando y se me ocurre una idea, en función de lo que esté haciendo en ese momento, escribo enseguida la idea en mi cuaderno para que no se me olvide.
De todas formas, en función de como haya ido la semana, si veo que por lo que sea no tengo nada que aportar, tengo otros recursos:
Reviso mis notas y subrayados en los libros en papel
Reviso mis notas y subrayados de mis libros en Kindle
Me pongo mis pantuflas de deporte y me pongo a darle vueltas a la cocina pensando
Además tengo una página en Notion llamada “temas de reserva”, que es algo así como un “romper el cristal en caso de emergencia”. Ahí guardo temas que a lo mejor no he desarrollado, pero como idea me sirven en el caso de que se me haya secado el cerebro.
Si tú, querido lector, también creas contenido de alguna forma, y te apetece dejar en comentarios de dónde sacas tus ideas, siéntete libre de hacerlo.
4. Lo que tú crees no importa
A mí no me gusta Facebook.
En realidad, las redes sociales no me hacen mucho tilín.
Además, Facebook, no sé por qué, me cae mal.
Por eso me paso meses sin abrir la cuenta que tengo, que me abrí solamente porque en un curso online que hice tenían un grupo de Facebook y necesitaba una.
TikTok no me cae mucho mejor, siempre me he negado a hacerme una cuenta ahí.
Me da la sensación de que el gobierno chino nos espía (como si a este le interesara mucho saber cuándo voy al supermercado).
Pero hay una cosa que le escuché a Gary Vee que me hizo reflexionar.
En un vídeo de preguntas y respuestas, un señor le dijo que a él no le gustaba TikTok, y que por eso no lo usaba ni para él ni para su negocio.
La respuesta de Gary fue algo así como: “a ti no te gustan gilipollas, pero a tus clientes sí”.
Bueno, lo de gilipollas ha sido una interpretación mía, por la manera que tuvo de expresarse al dar la respuesta.
Después de escuchar esto, pensé: “joder, tiene razón”.
Si total, el gobierno chino tiene mis datos seguro (y los tuyos, querido lector), ya qué más da.
En otro de los aprendizajes comento que esta semana he estado liado haciendo anuncios de Facebook.
He comprobado, para mi sorpresa, que hay un montón de profesionales que usan Facebook Ads para buscar empleados, tanto firmas grandes como pequeñas.
Antes de empezar a crear los anuncios, me he empapado del contenido de los grupos de Facebook donde se junta la gente cuyo clic quiero pescar.
Es un filón.
Partes de los textos las he sacado literalmente de los comentarios de los posts. Había mucha más gente de la que yo pensaba que usa diariamente Facebook (Sí, ya sé que hay estadísticas al respecto). Supongo que en eso también influye no solo el que yo no lo use, sino que tampoco lo hace la gente que está a mi alrededor.
Por eso os animo a que tengáis la mente más abierta, y a que no perdáis oportunidades por prejuicios de este tipo.
Puede que sea el momento de hacerme cuenta en TikTok.
Eso sí, a hacer bailecitos me niego (de momento).
5. Cantidad, para tener calidad
Siempre oigo que la calidad siempre es preferible a la cantidad.
¿Seguro?
Os contaré una historia que he escuchado mil veces, y probablemente vosotros también. La explicaré de nuevo porque ilustra muy bien a qué me refiero. En función de a quién se la hayáis oído, se tratará de un profesor de clases de cerámica, de fotografía, etc.
Nos quedamos con la fotografía.
Empieza así: un profesor les dice a sus alumnos que tienen que entregar un trabajo, que en este caso es una fotografía. Para ello, divide la clase en dos mitades.
A la primera le dice que sólo pueden hacer una foto, por lo que tendrán que prepararla muy bien. Sin embargo, a la segunda le dice que para entregar el trabajo tienen que sacar tantas como les sea posible.
¿Qué mitad de la clase creéis que hizo mejores fotos?
¿Los que se prepararon a conciencia, o los que hicieron un montón sin ton ni son?
Correcto, la mitad que hizo un montón de ellas lo hizo mejor.
El motivo es sencillo, por muy bien que prepares la foto, que estudies la iluminación, la composición, etc., solamente tienes una oportunidad. Si fallas, la has cagado.
Pero si haces un montón de pruebas, y en cada una de ellas corriges una pequeña cosa, al final siempre vas a tener un resultado mucho mejor.
La fuerza bruta está infravalorada.
Pondré otro ejemplo: escribir titulares para un anuncio, o para una carta de ventas.
En mi opinión, la mejor opción es escribir tantos titulares como sea posible. Da igual que sepas que no son perfectos, o que se pueden mejorar.
Escribe algo.
Escribe hasta que ya no puedas más.
Y cuando tengas 15 o 20 titulares escritos, ahora puedes empezar a jugar.
Tengo que reconocer que la forma de hacer esto en 2024 es pedirle a Chat GPT que sea él quien te escriba los 15 titulares.
Pero bueno, el caso es disponer de material suficiente y que sea útil. A mí me ha servido hacerlo así.
Poneos a saco y seguro seguro que algo sale.
¡Alto! antes de que te vayas, quiero comentarte un par de cosas que puedes hacer, si te parece bien:
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¡Hasta la semana que viene!
Interesantes apreciaciones. La que he puesto en práctica desde hace años es la de enseñar justo lo que estás aprendiendo.
La información es fresca y “rumear” en ella te ayuda a pulirla.
Gracias por el post. Inspirador 😁🤘🏼
Muy interesante lo que cuentas en el punto 3.
Mi forma de actuar es bastante similar a la tuya. Por un lado, cada vez que me viene algo a la cabeza (casi cualquier cosa) me autoenvío un email con la app emailmeapp en un click y luego una vez en la bandeja de entrada ya filtro y lo llevo a donde corresponda (contaba aquí este proceso de cómo conseguir no olvidar lo que quiero recordar: https://cosasdefreelance.substack.com/p/8-el-pan-eres-tu-y-como-no-olvidar).
Por otro lado, desde hace año y medio y después de leer mucho sobre las teorías de "second brain" monté en https://www.craft.do/ mi propio segundo cerebro y no puedo estar más contento con él.
Es una especie de biblioteca de conocimiento gigante donde sé encontrar en un momento casi cualquier cosa. Creo que no podría montar mi newsletter si no tuviera este activo (gracia a él creo que nunca me quedaré sin temas, más bien al contrario...)