¿No os parece que a veces, ocurren casualidades que parecen sacadas de una peli?
En 1968, la Lakeside School de Seattle era una escuela para los hijos de aquellos que tenían el dinero por castigo. El hombre estaba a punto de llegar a la luna y la tecnología estaba de moda.
Pues bien, en la primavera de ese año, la junta decidió comprar un ordenador para el colegio: un PDP-10 de Digital Equipment Corporation (DEC). Esto sería un hecho sin importancia, de no ser por dos pequeñeces:
Un ordenador en aquella época costaba millones de dólares. Era extremadamente raro que un colegio, aunque fuera para ricos, pudiera permitirse una máquina así.
Entre los alumnos de la escuela aquel año, había dos chavales llamados William Gates III, conocido como Bill en su casa a la hora de comer; y Paul Allen. ¿Os suenan?
¿Qué astros han tenido que cruzarse, para que Gates y Allen acudieran juntos, a uno de los pocos colegios que disponían de un ordenador?
Ambos quedaron maravillados con el dispositivo. El resto, ya es historia.
¿Casualidad?¿ Serendipia?
Si estos dos personajes no hubieran tenido un ordenador en aquel momento, seguro que hubieran tenido carreras exitosas, pero no habrían fundado una empresa como Microsoft. Hubieran sido dos abogados con Mercedes en el garaje, y findes en el Club de Campo.
Bill Gates nunca hubiera sabido que era un genio de la programación.
Esto me recuerda a una frase:
“Todos somos genios. Pero si juzgas a un pez, por la capacidad que tiene de subirse a los árboles, entonces vivirá toda su vida pensando que es un inútil”.
Albert Einstein
Muchas veces he pensado en esto. Me he dicho a mí mismo: “¿mira que si soy un genio en algo, y como no lo he hecho nunca, no lo sé?”.
Vaya papeleta, ¿no?
Es como si Messi nunca hubiera descubierto su potencial, porque jamás tuvo un balón de fútbol.
O como si a Paquirrín nunca le hubiesen dado un micrófono.
Por eso me gusta experimentar. No por lo de forrarme, que también, sino por adquirir nuevas habilidades y conocimientos, que no sólo me obliguen a comprarme un datáfono, sino también me lo pase bien practicándolas.
En el colegio de mi hija se pueden hacer muchas extraescolares diferentes. Yo la animo a que pruebe cosas, a ver si le gustan. Desde tocar instrumentos musicales, a practicar deportes, o actividades más artísticas. No sabes si te gusta, hasta que no lo pruebas. Como el brócoli.
Esta newsletter que estás leyendo es un experimento, querido lector. Un proyecto de reforma y ampliación de mi zona de confort. Que en algún sitio se tienen que notar mis 18 años de arquitecto.
En relación a esto, os presento los cinco aprendizajes de esta semana:
1. Todo es ponerse
En general todos sobrevaloramos a los demás, y nos minusvaloramos a nosotros mismos. Bueno, Elon Musk no, pero el resto de los mortales tendemos a ver el césped del vecino siempre más verde que el nuestro.
No es verdad. Al menos, no en todos los casos.
Pensamos que los demás tienen habilidades especiales, y que han nacido para esto o aquello. Lo que no vemos es todo el esfuerzo que hay detrás. La buena noticia es que esforzarnos está a nuestro alcance.
Lo que pasa es que arrancar cuesta, ¿eh, pillines?
Una vez leí que los cohetes espaciales emplean la mayor parte de su combustible para salir de la atmósfera terrestre, y que para el resto del camino, necesitan mucha menos energía en comparación. En los primeros minutos han dejado la mayoría del depósito más seco, que la garganta de Ben Affleck.
Lo difícil es comenzar.
Cuando empiezas y profundizas en aquello que quieres aprender, te das cuenta de que aquello no era para tanto, y que tú, con un poco de ganas y de tiempo, puedes conseguirlo también. Tú puedes.
Así que levántate del sofá y mueve el culo.
2. Sorpresas te da la vida
Cuando eres pequeño y te niegas a comer algo que te ponían en casa, normalmente de color verde, a mí al menos mi madre me decía: “¿cómo sabes que no te gusta, si no lo has probado?
Pues aquí igual. Hay cosas que nos echan para atrás al principio, pero que luego nos encantan. Por ejemplo, la cerveza. Los primeros tragos saben amargos, pero después nos saben a gloria.
Yo he descubierto esto del marketing por pura casualidad, cuando a mi señora alemana le dio por meterse en un e-commerce con unos italianos, en una aventura que algún día contaré. Quién me iba a decir a mí, que años después dejaría la arquitectura para dedicarme a esto.
Cuando pruebas muchas cosas, a veces te sorprendes. Te das cuenta de que hay cosas que pensabas que eran lo que mejor se te daba, pero luego no es así. Nunca es tarde para descubrir una nueva afición, o una nueva profesión.
Déjate sorprender.
3. Pierdes el miedo (o te jodes)
A menudo no es que tenga que tomar acción. Me obligo a ello.
Nunca he entendido a esos actores que se suben a un escenario delante de un mogollón de gente, y que luego dicen que son tímidos. Lo siento mucho, pero no me entra en la cabeza. Desde luego, a mí no me funciona.
Experimentar no es siempre fácil. A veces necesitas hacer cosas que te dan repelús, y no te apetecen demasiado. Pero claro, si sale bien, luego te alegrarás el doble. Esto se ve muy claro cuando hablamos de exponerse en redes sociales.
El otro día escuché una charla en internet de la psicóloga Yolanda Calvo. Hablaba de que ante las críticas negativas, especialmente la que más mala leche tienen, nosotros somos como el velcro, mientras que ante las positivas, reaccionamos como el teflón. Resbalan y se pierden.
La metáfora me parece cojonuda.
A mí me cuesta la misma vida poner mi foto en mis perfiles, hacer comentarios con mi nombre, etc. Pero es que no queda otra, si uno quiere llegar a donde quiere. Cuesta especialmente ahora, en un momento en el que la corrección política está a la orden del día. Siempre hay un ofendido de turno, que no solamente tiene la piel muy fina, sino también mucho tiempo libre para dar porc molestar.
Échale cojones.
4. Aprender es maravilloso
Tengo puesto en mi biografía que soy un yonqui del aprendizaje. Menos los bichos y poco más, me gusta todo. Cualquier cosa. De vez en cuando me pongo a mirar correos, y descubro cursos que olvidé haber comprado.
No lo puedo evitar.
Me encanta, porque cada vez que aprendes algo, has encajado otra pieza del puzzle. Entiendes cómo funcionan las cosas. El mundo. Sólo por eso, ya merece la pena. Porque si el destino que aguarda, esperamos que sea maravilloso, también lo es la ruta que seguimos hasta alcanzarlo.
Cuando era pequeño, si querías aprender algo tenías que ir a una academia, o comprar libros caros sobre el tema. Y no comprarlos en Amazon en un clic, sino que tenías que ir a la tienda física, y si no los tenían, que era lo normal, encargarlos.
Hoy aprender es más fácil que nunca. Con internet cualquier chaval puede montar una tienda online desde su casa, tomar lecciones de pintura en YouTube, o cualquier cosa que se nos ocurra. Está al alcance de todos.
Disfruta del proceso, y que te quiten lo bailao.
5. Cuidado con el bolsillo
Este punto está muy relacionado con el anterior. Se dice eso de fracasa rápido y barato. Esto segundo no lo dicen para que la frase quede más bonita, sino porque se te puede ir de las manos.
Intenta gastar sólo lo justo para lo que necesites. No hagas como yo, que te mandan un correo de AppSumo, y antes de que te des cuenta ya estás metiendo la tarjeta.
Piénsate las cosas dos veces y reflexiona si el gasto es necesario. Si te va a ahorrar tiempo o dinero más tarde, no lo dudes e invierte. Si no, guárdalo, que seguro que te servirá en el futuro.
Resiste la tentación.
Como resumen, yo te diría que pruebes cosas, que experimentes, que te dejes llevar, porque quizá te lleves una sorpresa. A lo mejor descubres algo que te gusta y se te da excepcionalmente bien. Puede que incluso lo puedas monetizar.
En cualquier caso, ir por la vida con ese espíritu te hará bien. Seguro.
Nos vemos la semana que viene.
Me encanta el mensaje que transmite este post. Este está siendo el año donde estoy experimentando más cosas nuevas que nunca: escribir newsletters, hacer podcasts, comunicar de forma visual, enseñar cosas que he ido aprendiendo, dar charlas, publicar en RRSS....
Todo cosas que sales extremadamente de mi zona de confort y me estoy dando cuenta de que se me da razonablemente bien, y no tenía ni idea de esta faceta. Todo por empezar a experimentar.
Llevaba años con ellos en la cabeza, pero no era capaz de empezar y ponerme, hasta que un día lo hice. ¡¡Por fin!!
100% de acuerdo con lo de aprender es maravilloso. No hay nada que me haga más feliz. Este libro de aprender a aprender (https://amzn.eu/d/1fpeQHV) debería ser obligatorio en el colegio. A mí me cambió mi forma de aprender.
Ya nos contarás la historia del ecommerce con los italianos 😄